
Compromiso al Amor
Cada uno de nosotros estamos invitados a abrirnos a la capacidad de entrar en la experiencia misma de Jesús. En la revelación cristiana, Él ha roto el velo del miedo y de las limitaciones. Su resurrección nos ha abierto un camino para entrar a la pura luz de la realidad, la luz pura del Amor. Lo que aprendemos al meditar no es solamente teología o poesía de la teología, pero lo que aprendemos es que esto es el presente, la realidad viva que está en el centro de nuestro ser. Para entrar a ese camino y a esa luz, a ese camino del Amor, a esa vida sin límites, requerimos apertura, generosidad y simplicidad de nuestra parte. Sobre todo, requiere del compromiso. No del compromiso por una causa o por una ideología, pero el compromiso en nuestras vidas de la simplicidad en nuestro diario retorno a las raíces de nuestra existencia, el compromiso de responderle a la vida en atención, para crear el espacio en nuestra vida para vivirla plenamente. Lo que aprendemos en la meditación, en el silencio, es en toda simplicidad descubrir que no tenemos nada que temer del compromiso de hacer este espacio.
Creo que todos tenemos miedo de comprometernos pues parece ser que reducimos nuestras opciones. Nos decimos a nosotros mismos: “Si me comprometo a meditar, entonces no podré hacer otras cosas”. Lo que creo es que todos encontramos que este temor se disuelve en nuestro compromiso de ser serios, de estar abiertos, de vivir, no a partir de las sombras de nuestro ser, sino de su profundidad. Lo que todos encontramos en la experiencia de la meditación es que nuestros horizontes se expanden, no se contraen ni nos vemos limitados, sino que logramos la libertad.
¿Cómo ocurre esto? Creo que esto se logra como resultado de nuestro compromiso, no a una ideal abstracto o a una ideología, sino a la simplicidad, la misma simplicidad que se requiere para sentarnos cada mañana y cada tarde, y cerrar nuestros ojos y recitar una palabra del principio al fin. Inicia tu día con esto, a partir de la esencia de tu propia naturaleza. Prepara tu día siendo. Luego en la noche regresa a buscar el significado de todo lo que hiciste en tu día para que similarmente te abras a tu origen en Dios y te abras a la base de tu ser.
El mantra te irá conduciendo a un mayor silencio. El silencio te irá conduciendo a una mayor profundidad. En la profundidad vas a encontrar, no ideales o teología, sino a la persona que es Dios, que es el Amor. El camino es un camino de simplicidad. Lo que debemos aprender en la meditación es que debemos aceptar ser más sencillos cada día de nuestras vidas. Escucha las palabras de Jesús:
´Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos… Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios´. Mateo 5: 3, 8.
La meditación es el medio para la pureza del corazón, renunciamos al miedo y a la limitación – y entramos, sencillamente, a la presencia de Dios.
John Main
Del libro: Momento de Cristo
Traducido por Lucía Gayón
Para la difusión gratuita de la Meditación Cristiana
PREGUNTA DE LA SEMANA
¿Como te suena la palabra “compromiso”? ¿Cómo te suena la frase “compromiso al Amor”?
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