
Aprender el silencio. Tal vez sea el aprendizaje más curioso. Consiste en no hacer nada. Nada con los sentidos, nada con el pensamiento, nada con la imaginación. Sólo estar presente. Descubrir el silencio detrás de todos los ruidos externos e internos. Asombrarse solo por lo que aparece, tal como se nos aparece. Hasta que ya nada aparece. Esa nada infinita porque guarda todas las posibilidades, como un recipiente vacío que puede ser llenado por infinitos contenidos distintos.
Dani Roggero
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