
La fuente de la vida – John Main OSB
Es importante ver la meditación como una forma de crecimiento, como un camino para profundizar nuestro compromiso con la vida así como un camino hacia nuestra madurez. El poder ver esto es una prioridad muy importante para cada uno de nosotros para permitir a nuestro espíritu dos cosas: Primero, el mayor contacto posible con la Fuente de la Vida y luego, como resultado de ese contacto, poder permitir a nuestro espíritu tener el espacio que requiere para su expansión. Ahora bien, cuando escuchamos esto como teoría se escuchan muchas palabras. ¿Qué significa pues para nosotros que para que una vida sea verdaderamente humana esta requiere estar en contacto con la Fuente de la Vida?
Cada gran tradición espiritual sabe que es en la quietud profunda el espíritu humano comienza a darse cuenta de su propia Fuente. En la tradición Hindú, por ejemplo, en los Upanishads, se habla del espíritu del Uno que creó el universo y que vive en nuestro corazón. El mismo espíritu se describe como el Uno que en silencio nos ama. En nuestra tradición Cristiana, Jesús nos dice que el Espíritu vive en nuestro corazón y que es el Espíritu del Amor. Este contacto interior con la Fuente de Vida es vital para nosotros, porque sin ello no podríamos imaginarnos el potencial que tiene la vida para nosotros. El potencial es que debemos crecer, que debemos madurar, que debemos llegar a la plenitud de la vida, a la plenitud del Amor, a la plenitud de la sabiduría. El conocimiento de ese potencial es de suma importancia para nosotros. En otras palabras, lo que cada uno de nosotros tenemos que hacer, y lo que cada uno de nosotros estamos invitados a hacer, es poder empezar a comprender el misterio de nuestro propio ser así como el misterio de la vida misma.
En la visión proclamada por Jesús, cada uno de nosotros estamos invitados a comprender la dimensión sagrada de nuestro ser y de nuestra vida. Por esa razón la segunda prioridad es muy importante ya que debemos dar espacio a nuestro espíritu para su expansión. En la tradición de la meditación este espacio, para la expansión del espíritu, se da en el silencio y la meditación es tanto un camino como un compromiso al silencio que crece en cada parte de nuestras vidas. Se convierte en un silencio que sólo podríamos describir como el silencio infinito de Dios, el silencio eterno. Estoy seguro de que descubrirás por tu propia experiencia, es en el silencio, donde empezamos a encontrar la humildad, la compasión, el entendimiento que requiere nuestro espíritu para su expansión. Los hombres y mujeres de nuestro mundo de hoy han comenzado ya a ver que el crecimiento del espíritu así como que el despertar espiritual es la prioridad más importante de nuestros tiempos. Pero la pregunta es – ¿cómo hacerlo? ¿Cómo entrar en este camino?
Es aquí donde la tradición de la meditación es de suprema importancia para nosotros, pues es una tradición espiritual de compromiso que ha sido recorrido por hombres y mujeres a través de los años y la cuál es una tradición abierta para tí. La única cosa necesaria para entrar en ella es comenzar a practicarla. La práctica es muy sencilla y muy obvia. Debemos dedicarle tiempo, debemos practicar cada mañana y cada noche de toda nuestra vida, debemos estar disponibles para este trabajo de hacer contacto con la Fuente de la Vida y para hacer el trabajo de crear el espacio para la expansión del espíritu. La profundización de la fe y la práctica de la meditación son verdaderamente sencillas. Simplemente toma tu palabra, tu mantra, y repítela.
John Main
Del libro: Momento de Cristo
Traducido por Lucía Gayón
Para la difusión gratuita de la Meditación Cristiana
PREGUNTA DE LA SEMANA
Por favor comenta la frase que más te gusto de este escrito.
Publicaré tu escrito en este sitio web donde podrás también ver las reflexiones de otros, lo que nos ayuda tanto en el compartir como en el aprender del otro. Manda tu reflexión a permanecerensuamor@gmail.com e indica el nombre de la ciudad y del país donde te encuentras.