Dedicar cada día unos minutos a la meditación (por la mañana y por la tarde-noche) me ayudan a ir tomando conciencia de lo que estoy viviendo. De los sentimientos que me hacen estar confundida y me quitan la paz; de los sentimientos que me consuelan y me hacen feliz. Esto no se descubre los primeros días, sino que te das cuenta con el tiempo y con la necesidad que se va experimentando al ser constante en la meditación. Para no estar preocupada de los minutos que llevo y estar mirando el reloj, va muy bien utilizar un temporizador, así tanto si me canso y tengo la tentación de mirar el reloj no me tengo que preocupar hasta que suena. Hay días que el tiempo pasa volando y otros que se hace interminable, pero esto no tiene que ser ningún motivo para dejar de hacerla, sino todo lo contrario.
Pilar
España
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