En mi experiencia cotidiana esperar me desespera e intranquiliza, me llena de temores y dudas, porque siento que no sé que vendrá, es como pisar arena movediza. Ahora si ubico la “espera” dentro del contexto de la meditación y cómo la experimento después de ella, diría es diferente, porque ya no hay nada que esperar: Todo cuanto queremos o necesitamos nos ha sido dado y si estamos dormidos no podemos verlo, meditar es despertar y mirar que mientras estamos conectados con la fuente ( El Padre ) estamos plenos y nada nos falta, la espera es una quimera.
Saludos,
Leomaris Herrera Campoy