La visión cristiana de la vida radica en la unidad – Rosa Ángela
La visión cristiana de la vida radica en la unidad: la humanidad está unificada en el Padre, en lo que Es, en el Ser total que involucra toda la materia, toda la creación en un movimiento cósmico de unidad que da cumplimiento a la totalidad en armonía divina.
Desde mi experiencia personal apenas estoy descubriendo y aprendiendo en esta tarea, a ir reconociendo la dualidad, en la que he vivido e interpretado el mundo .
En el evangelio de este domingo esto se hace patente , me he podido reconocer en el mismo plano de la “Samaritana “ :
(Juan 4, 7-9) …Jesús le dice : dame de beber
Ella responde : “cómo? Tu que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?
Jesús responde:”Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.”
Así comienza a desarrollarse una comunicación que va creciendo en intensidad y en profundidad.
Ella habla desde el plano de nuestra visión humana, lo que vemos y consideramos como real y Jesús responde en otro plano o en una dimensión que abarca la totalidad : la realidad desde lo humano, llena de la mirada del Espíritu de Dios que integra, transforma y trasciende lo que somos, lo que vemos y percibimos.
De alguna manera hemos transitado este camino en nuestra búsqueda religiosa como si se recorrieran dos sendas paralelas irreconciliables
Por un lado la vida activa centrada en la devoción, la reflexión y la intelectualización (vista más bien como el estudio de Dios) , sin alcanzar esa profundidad que permite la vivencia de la experiencia de Dios.
Y por otro el camino privilegiado de los contemplativos que implica el alejamiento del mundo, a través de una opción de ascetismo, aislamiento, quietud y silencio, vivenciado tal vez en las comunidades trapenses o en los padres del desierto y en la mayoría de las prácticas religiosas o espirituales de Oriente. Prácticas que vemos desde nuestra iglesia tradicional con recelo y desconfianza.
Como dice el p. John Main: “ La llamada a la santidad es universal, se dirige a cada uno de nosotros y nos da el sentido y el valor definitivo de la libertad para responder a la llamada.”
En este evangelio (Juan 4): “ dice Jesús: Créeme, mujer, llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén se dará culto al Padre…..
“Dios es Espíritu y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad.”
El camino es uno y la senda a recorrer aunque sea muy, variada , es también una. En la vida activa , muchas veces con las mejores intenciones, estudiamos , reflexionamos, analizamos, pero carecemos del silencio que permite comunicarnos con el Espíritu , de la interiorización y la apertura que nos prepara en el amor, para abrir el corazón hacía la realidad siempre nueva y cambiante, nuestra práctica puede ser infructuosa, irrespetuosa y llena de conflictos.
Como Jesús nuestra opción, si queremos ir en su seguimiento debe ser la misma:
“Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y concluir su obra.”
Y nuestra respuesta como la de los Samaritanos:
“ ya no creemos por lo que nos han contado, porque nosotros mismos lo hemos escuchado y sabemos que este es realmente El Salvador del mundo “.
En la confianza de Dios con nosotros , en el silencio y la quietud, que va vaciándo nuestra mente de razones , opiniones , juicios, conceptos, creencias , en cada meditación con la repetición del mantra , vamos preparándonos a mirar la realidad en el presente y a escuchar al Espiritu de Dios que habla en nuestro interior integrando los caminos en la unidad de nuestro ser, con la totalidad que nos rodea.
Rosa Angela Contreras Quintero
Bogotá, Colombia
Para aprender a meditar, explorar el sitio web: Permanecer en su Amor.