
Percatarnos del templo de nuestro corazón
El hecho de saberlo, sentirlo y experimentarlo da un giro mayor en nuestra vida. Lo difícil es creerlo y percatarnos de este gran tesoro. Aprendemos a creerlo por la experiencia – no por lo que alguien nos lo dijo o por la experiencia de los otros.
La meditación cristiana es el camino por excelencia de percatarnos del templo de nuestro corazón. Necesitamos de silencio interior para poder ver con claridad esta verdad.
Saberlo nos da confianza, confianza en Dios, de que Él actúa desde ese templo para llevarnos por la vida – para conectar con Él cuando estamos distraídos o des-centrados, lo que crea sufrimiento y aislamiento.
El hecho de meditar es un gran acto de confianza en Dios que aumenta así nuestra percepción de su presencia. El resultado se da en los frutos del espíritu que brotan a diario: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Simplemente obsérvalos en los acontecimientos de tu día. Ahí están, vienen de Él, están en el templo de nuestro corazón.
Lucía Gayón
Ixtapa, Guerrero, México
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